Lic. Sofía Levandovski

Hace no mucho tiempo atrás, para tener acceso a contenido pornográfico había que principalmente salir de casa: a un videoclub, a comprar una revista; o también se podía esperar hasta la medianoche en ciertos canales o contratar un canal pago. Hace unos años eso cambió y hoy no hace falta más que algunos clics para tener acceso a millones de páginas con esos contenidos (más de 750 millones de páginas). Y sin mencionar el contenido que podemos encontrar desde Tik Tok, X, Twitch u otras plataformas, o en grupos de whatsapp donde, mayoritariamente varones, se envían contenido pornográfico entre ellos. En este sentido, la teoría de la “triple A”, refiere que el uso de la pornografía se incrementó debido a tres factores: accesibilidad, asequibilidad y anonimato.
Además de los cambios en el acceso a la pornografía, tenemos que hablar de las nuevas adolescencias, con menor tolerancia a la frustración, crecientes índices de ansiedad, depresión y consumos problemáticos – como las sustancias, el juego online y, el tema de este artículo, la pornografía.
- Consumo en jóvenes y el “Peppa gate”
En 2017, se descubrió la circulación de videos pornográficos disfrazados como contenido infantil, utilizando personajes populares como Peppa Pig en la plataforma de Youtube. Esto despertó la alerta en las familias ya que niños de hasta 3-4 años podrían estar accediendo a este contenido normalizando ciertas conductas y prácticas que no son acordes para su edad. Esto resaltó la importancia del control parental, la regulación del contenido en línea y la educación digital.
Se estima que actualmente, los jóvenes acceden a contenido pornográfico alrededor de los 11 años, pudiendo bajar este número a los 8-9 años dependiendo distintos casos. En este sentido, resulta fundamental el acompañamiento familiar, la supervisión y progresión de acceso a distintos contenidos, el diálogo abierto, la escucha activa y sobre todo la educación sexual integral para lxs jóvenes.
- ¿Qué implicancias tiene el consumo de pornografía en los jóvenes?
Desarrollo de expectativas irreales: Formación de percepciones distorsionadas sobre la sexualidad y las relaciones afectivas.
Conductas de riesgo: Imitación de prácticas sexuales sin comprensión adecuada de riesgos asociados.
Impacto en el desarrollo emocional: Dificultades para establecer relaciones saludables y consensuadas.
- Neurociencias y pornografía
Para comprender por qué sucede lo desarrollado anteriormente, les voy a comentar un poco sobre el núcleo ventral estriado, el cual tiene la función de detectar la sensación de placer. Cada vez que se ve pornografía, se libera dopamina que es un neurotransmisor que provoca esta sensación. Cuando encuentra placer, se encarga de enviar ese mensaje a distintas partes del cerebro, especialmente al lóbulo frontal, encargado del aprendizaje y la toma de decisiones. Cuánto más es estimula esa parte del cerebro con el consumo de pornografía, más nos estimula a continuar consumiendo pornografía.
Cada imágen pronográfica liberará dopamina en nuestro cerebro, si estamos frente a muchas imágenes, el cerebro liberará más dopamina, generando cierta saturación de lo que puede recibir y reduce sus receptores. Lo cual hace que necesitemos cada vez más estímulo para alcanzar el placer encontrado anteriormente. En otras palabras, necesito más porno de lugares distintos y por períodos más largos para obtener la misma sensación placentera. Por otro lado, hay otro neurotransmisor que es la adrenalina que permite aumentar la excitación. Éste, se consigue a través de emociones fuertes como el miedo, asco, sorpresa, shock. En este sentido, se puede llegar a consumir videos que provoquen estas sensaciones para conseguir el estímulo deseado.
- Neuroplasticidad
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de adaptarse y cambiar su funcionamiento. Cuando aprendemos algo nuevo (un deporte o tocar un instrumento), se produce una adaptación que permite que cada vez podamos desarrollar eso de manera más instintiva. Es como si al principio, cuando estamos practicando, nuestro sistema va yendo por una calle de tierra, y mientras más practicamos y aprendemos, pavimentamos la calle y en algún momento se forma una autopista, pudiendo acceder a esas conductas de manera mucho más directa. En el caso del consumo de pornografía, se desarrollarán estas autopistas vinculadas con la sexualidad solamente desde la búsqueda del placer. Otras actividades que pueden generar dopamina en la vida diaria, se reducen y se vuelve más difícil de conectar con el placer que liberan, llevando a sensaciones de aburrimiento, cansancio, irritabilidad, que solo pueden ser saciadas consumiendo pornografía nuevamente.
- Abordajes posibles
Como todo esto es aprendido, que no decaiga, porque podemos aprender nuevas formas de relacionarnos con el consumo de contenido online, o con nuestra propia sexualidad. Como punto principal, hay que evitar los juicios al abordar este tema que puede ser muy sensible, tanto para una misma al escucharlo como para la persona que lo está viviendo. Por lo que será importante revisar las propias creencias vinculadas a la sexualidad, las emociones y sentimientos que podemos llegar a tener respecto de esto. Asimismo, si bien se mencionan por separado, es importante un abordaje integral en donde escuela, familia y, en el caso de que lo haya, equipo tratante, puedan abordar este tema de manera conjunta.
Como educadorxs en escuelas: La psicóloga Liz Walker desarrolló un Programa de pornografía y protección online, en donde establece distintas áreas para que pueda abordarse el tema de la pornografía: seguridad online, bienestar mental, comportamientos protectores y autocuidado, o también al abordar el área de relaciones y educación sexual.
Como familias: como primer paso, pasar tiempo con lxs hijxs. Será importante hablar sobre distintos temas, generar confianza, un lugar seguro y abierto al diálogo, en donde pueda ser posible abordar el tema de los cuidados, la seguridad y la sexualidad. Realizar un acompañamiento vinculado con la regulación del uso, el acompañamiento y la supervisión, permitiendo una autonomía progresiva de lxs jóvenes respecto de su vínculo con los dispositivos.
Como profesionales de la salud: establecer un diálogo y escucha activa sobre el consumo de redes sociales, tiempo en pantalla y sexualidad. Es importante indagar sobre rutina, preguntar sobre hábitos, consumos, formas vinculares y consultar sobre si existe consumo regular de contenido pornográfico (ya sea en redes sociales, grupos de whatsapp u otros). Tanto en el trabajo con adolescentes, adultxs o desde orientaciones familiares será importante comprender la dinámica vinculada al uso de dispositivos y educación sexual recibida y brindada.
- Tratamiento en caso de que tenes un consumo problemático de pornografía
- Terapia psicológica y sexual desde abordajes como mindfulness, ACT o DBT.
- Talleres grupales y de apoyo para personas que tienen consumo problemático de pornografía
- Entrenamiento en habilidades DBT para el consumo problemático.
Bibliografía
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Castro-Calvo, J., Cervigón-Carrasco, V., Ballester-Arnal, R. y Gimenez-García, C. (2021). Procesos cognitivos relacionados con el uso problemático de la pornografía (UPP): una revisión sistemática de estudios experimentales. Addictive Behaviors Reports, 100345
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